Para quienes crecimos en la gloriosa época de los MP3, el nombre Winamp evoca recuerdos nostálgicos de interminables búsquedas por archivos de música en plataformas como Napster o Kazaa. Conseguir canciones de calidad decente era una odisea, pero al menos podíamos contar con el robusto ecualizador de Winamp para mejorar el audio lo mejor posible.  

Pero Winamp no se reducía solo a eso. Este reproductor de los primeros años 2000 era una verdadera joya de personalización y configuración. Podías ajustar cada pequeño detalle de la interfaz, añadir skins enormemente customizados, e instalar plugins para extender su funcionalidad prácticamente al infinito. Winamp era el sueño de cualquier melómano con ansias de control absoluto.

Después de años en un oscuro limbo de incertidumbre, Winamp ha renacido de sus cenizas con una noticia que seguro emocionará a muchos de sus fans de la vieja escuela: se está convirtiendo en software de código abierto.

Los actuales propietarios de Winamp, LLama Group, han anunciado que el 24 de septiembre de este año liberarán el código fuente completo de la aplicación para Windows. Una movida sorprendente que abre las puertas a que desarrolladores de todo el mundo puedan sumarse al proyecto y aportar sus ideas y experiencia.

En palabras del CEO de Winamp, Alexandre Saboundjian: "Nos centraremos en los nuevos reproductores móviles, pero no queremos olvidar a los millones que aún usan Winamp en Windows. Abrir el código permite que se beneficien de la creatividad de miles de desarrolladores, mientras nosotros mantenemos el control del software oficial."

Si bien para muchos Winamp puede sonar anticuado en la era del streaming, lo cierto es que mantiene una gran base de usuarios fieles en PC. Hacerlo código abierto no solo asegura su supervivencia, sino que abre un mundo de posibilidades de renovación y evolución guiada por una comunidad apasionada.

Los detalles precisos de cómo se organizará el proyecto de código abierto aún se desconocen. Pero ya se puede sentir la emoción en el aire. Winamp, el mítico reproductor que nos acompañó tantas noches de descargas intermitentes, compresiones dudosas y ecualizaciones desesperadas, está de vuelta. Y esta vez, para quedarse para siempre.

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