Cuando Intel anunciaba el año pasado “una nueva experiencia en portátiles” apostando con US$300 millones para aportar a los fabricantes con su idea de los delgados “Ultrabooks” y con ello dar la pelea contra tablets (donde nunca llegó a tiempo) no pensó que Apple reaccionaría.

Aquélla frase de ” cualquier similitud con la realidad es sólo coincidencia” en esta área se hace palpable puesto que cuando en noviembre de 2011 se conocieron las primeras unidades de estos dispositivos el parecido entre un Apple Mac Book Air y un Ultrabook era más que una simple coincidencia.

Transcurrido más de seis meses, las cosas para Intel y los fabricantes de ultrabooks podría eventualmente complicarse pues Apple ha logrado terminar su proceso de patentar el diseño “y algunos detalles” de su Mac Book Air y con ello emprender una batalla legal contra la empresa que dicho sea de paso, le vende los mismos procesadores.

Pero hay que tener claro que Apple está enfrascada en dar peleas legales contra toda empresa que pueda representar un peligro inminente y sino, preguntenle a Samsung, que pese a ser un proveedor del creador del iPad, está siempre demandado por Apple ante eventuales violaciones de patentes.